Egi-Luze (Renteria): Abril 4, 2015

El 4 del 4 finalizamos la celebración del XX aniversario de la II Sagardo Bira con el regreso a Egi-Luze, la sidrería de Rentería que visitamos por aquel entonces y que está bastante más alejada que las habituales.

Asistentes: María, Iker, Ana, Edu, Nesss

Previo

Ese mediodía Ana, Edu, y Nesss se van de paseo a Urnieta bajo la llovizna que aparecía y desaparecía; en Matxo nos informan de cómo era la antigua sidrería (500m2 en los bajos) en el antiguo edificio, ya derribado. Por la tarde, gracias a que el móvil de Edu enmudece a veces, el primero en llegar a Astigarraga fue Nesss, y en el siguiente bus, Edu y Ana, y nada más apearse éstos donde les esperaba Nesss, aparecen en coche María e Iker. No hubo tragos previos puesto que el Ekaitz había cerrado por Semana Santa, así que subimos al coche. Buscamos la sidre, pasado Perurena y su frontón (batallitas del abuelo Edu de cuando jugaba a pala allí) con parada en falso poco más adelante pero Nesss se empeña en seguir adelante hasta que damos con el cartel (metálico?) de Egi-Luze con forma de manzana, un rato después de Mugaritz. Fue divertido volver a dudar hasta dar con una sidrería. Antes de entrar recordamos que crían jabalíes al verlos hozar.

Sidrería

Sidrería de una única estancia muy grande, quizá demasiado, ahora con más pinta de restaurante (carta incluida) que antes. Ya no hay colgadas cabezas de jabalí. Kupelas de madera nueva numeradas al lado de las primeras mesas (5-9, vacías), que antaño era el tamaño original del comedor, y a la derecha y al fondo de la estancia más grande (10-22 más una final sin número, estando abiertas la 11, 13, y 15 y vacías 21, 22, y la sin número; el resto las fuimos probando una a una abiertas por la txotxera). Chimenea pequeña en la pared opuesta a la kupela 10. Al principio, poca gente, todos por encima de los 60, pero luego se fue llenando.

Destacamos que las servilletas son de tela y no de papel, aunque sin los cuadros rojos/azules y blancos (eso ya es mucho pedir en estos tiempos). De comer, 5 trozos de txistorra frita, 2 tortillas de bakalao buenísimas, probablemente las mejores que hemos probado este año (discusiones acerca de cuál estaba más rica aunque al final acordamos que ambas), 5 tajadas de bakalao con pimientos verdes, muy bueno para María pero demasiado delgado para el gusto de Edu (Nesss vuelve a ser el único que degusta espinas), 2 txuletones con hueso muy ricos, aunque vinieron ya cortados y no llegaron al nivel de los de Otsua-Enea (también hubo tocadas de armónica) y de postre 3 raciones muy generosas de queso, una de membrillo, y nueces poco vascas. Total, 145 euros (29 cada). Hay que decir que las raciones fueron generosas pues después del bakalao frito estábamos ya reventados de comer; que las txuletas estuvieran tan ricas ayudó a acabarlas sobre todo entre Edu y Nesss, pero no quedaron fuerzas para pedir una más ni muchas ganas para las nueces. De hecho uno de los tres trozos de queso fue para el desayuno del día siguiente. Las tripas acabaron más allá del máximo.

La txotxera pelirroja (alias Julianne Moore) empieza echando broncas ya en el primer txotx al grito de "vasooo!" para que no cayera ni una gota, como si fuera la primera vez que vamos... Edu contraataca diciéndole que debería beber con nosotros (lo que declina por los controles de alcoholemia) y que hace 20 años que no íbamos (esto fue definitivo para calmarla). En plan positivo hay que destacar que no retiraba los platos hasta que no los apurabamos, y acabó siendo más cercana. Enfrente de la vacía del fondo, discusiones acerca de cómo entrar por la estrecha puerta de las kupelas... a pesar de nuestras kupelas.

Los de de la mesa de al lado, familia de la sidrería, dieron relevo a la txotxera con su abregrifos, empecinados tanto el bisabuelo como la nieta minifaldera en la 17 primero y luego en la 12, con buen criterio en ambos casos, eso si. Cuando empezó a llenarse la sidre de gente más joven, sobre las 22:30, comienzan las cosas raras. Entran tres, se sientan, piden, se levantan, y cuando les traen la txistorra resulta que se habían pirado sin avisar. Viendo a otro grupo más numeroso, decidimos que nunca vimos una camiseta de Iron Maiden peor llevada (visera, gafapasta y barba hipster). Luego nos reímos con los paspanes que una y otra vez iban a beber de kupelas que no estaban abiertas e intentaban abrirlas a mano y acababan siempre yendo a las abiertas (las que, por cierto, intentamos no volver a catar). La txotxera nos cuenta que unos habían ido a llenar de sidra un vaso con un dedo de vino. Fuimos casi los únicos de pie y los únicos que pedíamos txotx a la txotxera, así que se dedicó a preparar las mesas libres para el día siguiente. Los jóvenes no dieron mucho juego y la concurrencia en general muy apaspanada.

Los postres los acabamos tomando de pie en la barrica central a modo de mesa, ideal para tertulias. Edu y Ana siguen a los gabatxos en lo que resultó una visita sorpresa a las cocinas. En sendas visitas al baño, ni Maria ni Edu pueden abrir la puerta de entrada desde dentro lo que nos hizo temer si la sidre estaría "abierta hasta el amanecer"; luego resultó que la puerta de entrada iba dura de cojones. Un tipo se pasa la noche de pie fotografiando no sabemos qué de la salida de emergencia. Como entró gente incluso sobre las 23:00, fuimos de los primeros en irnos, pasada la medianoche y poco después de la familia de al lado que lo hizo a las 00:00:00; mayores pero con casta. Al resto esperamos que se los merendaran los jabalíes-vampiro...

Epílogo

Vuelta a Hernani, donde Iker y Maria sueltan la carga en Zinkoenea y se van; tras echar un trago en el Aker, Ana y Edu hacen lo propio puesto que el ambiente de saturday night en Hernani da pena, digan lo que digan los del Sagardo Bus (había más municipales que parroquianos), y Nesss echa la espuela frente a una camarera antaño habitual antes de volver a casa. Como el orden de desaparición fue el inverso al de aparición, podríamos llamar a ésta la sidrería capicúa.

Al día siguiente, mientras algunos vuelven a Zaragoza, Nesss y su hermano vuelven a echar un trago al mediodía delante de la misma camarera antaño habitual (¿aquí no duerme nadie o qué?) y luego van a comer un sencillo menú de alubias rojas con morcilla, cordero asado, y brazo gitano de Adarraga en el Rioja. Y es que resulta que era el Aberri Eguna. Para crujir hemos nacido!